viernes, 16 de septiembre de 2011

Palabras para la vida

Hacía ya mucho tiempo que mis pensamientos no se atrevían a aflorar para alimentar vuestras desnutridas mentes y vidas. Son estas noches estúpidas en las que a priori no sucede nada relevante; pero que en el fondo te das cuenta de qué tinta se mancha tu manga cuando escribes y con esto no me refiero a la escritura en sí, sino a los pensamientos y su dirección de la persona. Dejas las cosas pasar con una aparente inapetencia estrictamente seducida por un estreñimiento mental que a veces le cuesta a uno mismo recordar que suelo fue el que piso por primera vez, que persona fue la que le tendió la mano, quién fue el que le enseñó como debía andar en la vida. Pero parece que la enfermedad es más fuerte de lo qué parece y ni una potente lavativa puede sanar este estreñimiento. Maldita sea, exclamaré en tantas ocasiones como sea necesario cuando miro y veo tanta gente que muere a causa de esta diarrea urbana que tanto se ha puesto de moda. Menos mal que nací preparado, que mi madre me enseño que cuando uno apesta lo mejor es mirar para abajo porque puede que te untes y no te enteres, menos mal que mi madre me enseño que hay que cambiarse el pañal. Menos mal que fue mi madre y no la sociedad que se alimenta de las penurias ajenas. Gracias a Dios doy; si es que está ahí arriba; de no convertirme en un excremento social. Gracias doy de no padecer el fatídico estreñimiento que no te deja pensar por uno mismo. Y con esto no pretendo criticar a nadie porque aquel que critica gratuitamente probablemente es que se muera de envidia o es que comparte fragancia con el criticado; tan solo quiero hacer que alguien al terminar esta lectura diga; "¡DIOS MIO, SI QUE APESTO!". Pero quizá esto no suceda porque la raza humana somos ególatras por naturaleza y pensamos que el Universo gira alrededor nuestro y cuando la realidad es no somos ni una mísera mota de polvo para él. Algún os develaré los secretos intrínsecos de la vida, algún día no os quedará más remedio que darme la razón que ahora me negáis. Y sí, estoy loco... Pero ¿quién es el que puede levantar la mano y gritar yo estoy cuerdo?.


Palabras para la vida

viernes, 7 de enero de 2011

In Memorian of 2010

Me había propuesto no hacer valoracioens a este año. ¿Ha sido un buen año? Para gente conformista sí, para ambiciosos no. Ha tenido cosas buenas y cosas malas. Habrá quién crea que está bién, otros que no, pero al fín y al cabo lo que importa es la sensación que a uno le queda en la boca. Días llenos de escozor y de dolor son los de este 2010.

Gente que se ha ido de lo terrenal para incrementar mi espiritú, inmerso en los sentimientos más profundos y arraigados de la vida que nos ofrece nuestro poprio destino. Gente que no está ausente mientras sigan vivas en mi pensamiento.

Días de lujuria y pasión desenfrenada que me ha dejado este 2010. Viajes eternos en un tren que siempre estaba dispuesto a descarrilar mientras los transeuntes miraban hacia abajo al cruzar por el puente voladizo para paseantes. Siempre que despiertas en una cama distinta a la tuya puede ser significativo de que algo bueno vas a recordar. Pero debe ser que yo ya estoy muerto, porque no se como se hací para tener esos recuerdos.

Dias de gritos desenfadados con tinte metálico en la altura, para después dejarme caer en caída libre. Droga que ofrece la música, que probada un día la necesitas el resto porque es la droga más dura que distrofía el corazón si le entra mono. Quizá sólo sea una burla del destino y simplemente no queria temirnar un puzzle sino que se empezase a formarse.

De todo lo malo que sólo sea conocerte, porqué sileciosamente me estoy volviendo loco. Madre mía si me estoy volviendo loco. Este año en el que ha entrado en su senectud me deja más claro una cosa, que cada vez sé menos lo que quiero.

Por otro lado las pequeñas cosas hacen la vida más interesante, y he descubierto el altruísmo como fuente de placer. Poco importa que los demás nolo comprendan o no lo quieran como forma de vida, pero poco a poco mi vida se balancea y parece que va a caer pero con estas pequeñas cosas recobra el sentido del equilibrio y se estabiliza. Pocas veces podrás hacerme sentirme mal pero como he dicho este año no es precisamente algo espectacular.

Desde un punto de vista más dinámico (palabra que usan los inútiles cuando no saben que decir) de la vida este 2010 podría catalogarlo como el año de "Grandes éxitos y fracasos".

Grandes fracasos por esas cosas que no pude hacer y estaban en mi mano, por esas cosas que no me atreví a ahcer, fracasos. Grandes éxitos por esa innumerable gente que este 2010 me ha regalado, gente que hace un año pasaba desapercibida por delante de mi nariz, gente que con la quizá sin ella no podré vivr en este año que entra. Gente. Gente, que está ahí que no sabes que está hasta que tropiezas y ves que te cogen antes de caer en la espiral del fracaso. Gente nueva que este 2010 me ha regalado, y que yo me he ganado por no querer ser el típico que enjuicia sus propios valores siguiendo las estereotipias de clichés de la demás gente basandose en un hecho como la edad, sexo o condición. ¡¿Saben qué? somos humanos y necesitamos de los humanos para ser humanos.

Hace pocos días me preguntaron que valoración le daba a este añó que termina, no supe que decir. Si quiero que sea bueno este 2010 habrá sido bueno, si quiero que haya sido malo será malo. Porque cada uno escribe sus líneas de la vida y a todo el mundo le pasan cosas malas y buenas; y sólo depende de uno mismo que gane la positividad o la negatividad.

Después de todo esto sólo queda decir a toda esa gente nueva que he conocido y a la que siempre he tenido que feliz año nuevo, y que este año que entra sea el más feliz de vuestra vida.

martes, 2 de noviembre de 2010

Mirando el cielo...

Son tantos lo sueños que desembocamos en nuestras miradas celestiales. Siempre miramos al cielo cuando nos sentimos soñadores. Hoy me siento soñador. Hoy he mirado al cielo creyendo verte en él. Hoy he vuelto a volar cargado de ilusiones que nadie matará. Hoy he podido ver el mar desde mi balcón, porque era tan fuerte mi deseo que cerré los ojos y hasta llegué a creer que mis dedos tocaban este soñado medio salino. Hoy me mire al pecho y pude ver como poco a poco se escribía tu nombre en él. Pude ver que en tu infeliz mirada me encontrabas y empezabas a creer que existe un camino que recorrer. Hoy he estado mirando al cielo, hoy vi la belleza celestial. Hoy te vi pintando estrellas para que yo pueda ser feliz. Hoy, solo hoy. Hoy pude pasear por mis pensamientos porque me daban la felicidad de tu imagen. Hoy pude levantar la voz porque tu querías escucharla, sentirla, entenderla. Hoy me comprediste. Hoy puede ser un día para recordar. Hoy puede ser un gran día. Hoy, he matado al día para que no sea un solo hoy y se convierta en un mañana. Hoy fue el último día. Hoy miré al cielo, y por fin me devolvió la mirada.

Hoy sin querer desperte en un cajón

Cuando la noche solo te da hostias:despierta, la puerta está abierta por si decides entrar. El perro ya se ha comido el desayuno y tu rostro se fundió ya hace tiempo en el espejo. Migajas de la Luna con el alba. Si me quieres mi amor, por favor no me trates así. Cierra la puerta y desaparece. Colgado de un hilo me desperté y la noche la llama en mi avivo. Y Si mi perro ya no te ladra quizá será porque ya no le importas y le das igual. Cierra la puerta que ya es muy tarde, al otro lado yo no voy a esperar.

Una noche

Hoy he salido a la calle. Palabras cruzadas, miradas perdidas. Esta noche puede ser algo distinto. Todo puede cambiar, o al menos crees que puedes intentarlo. Hoy he salido y me he cruzado con un perro; él me ha mirado, yo lo he mirado y ambos esbozamos una sonrisa. La noche transcurría y la tinta que había en el papel no mentía, la noche era como otra cualquiera: noche de vulgaridad. Como si fuera la última cena acudimos todos a nuestro Sinaí particular con la idea de que sea una noche con una historia que recordar. Pasan las horas, pasa la noche y todo sigue como si la noche no hubiera existido, todo continua como si fuera un espacio publicitario sin interés. Llega el momento conveniente a la vuelta a casa porque todo está dicho, hablado o incluso insinuado. Por el camino te espera quién en esa noche a querido ser fiel, pero la cosa ha cambiado. Esta vez la sonrisa ha desaparecido, en su lugar había una lágrima... Una lágrima negra para limpiar todas esas cosas que no han sido buenas esta noche, una lágrima que representa todo lo malo que vemos y no hacemos caso. Me he parado a pensar por un segundo en un sucio rincón de este pueblo y he visto que dónde el resto solo ve basura o deshechos podemos encontrar una forma de vida que no hemos aprendido a contemplar y al cruzar esa línea de lo desconocido empezamos por el buen camino para la creación de nuestra propia vida. Y este perro me hizo ver que las pequeñas cosas quizá sean las mejores que nos ofrece la vida y qué perdemos muchas veces por seguir consejos de troceen vez de seguir nuestro instinto.

Si el viento sopla en contra, alza tu melena

Esto no es un lloro, ni un caso de casualidad. Es algo de que deseo hacer hace tiempo: volar en libertad. Hoy he conseguido darme cuenta de mi verdarero sino, del destino de mi vida. De la dureza de mi estilo en no querer herirte y en mi soledad solo herirme yo mismo. Perdido en el camino tanto tiempo creo que me he dado cuenta de que no te necesito para nada, que tán solo quizá seas el producto de las de querer de que se acabe. Probablemente algún día me arrepienta, quizá sea algo que no debo hacer. Un cruce de miradas puede decir más cosas de las que queremos expresar, por eso hoy puede leer la inexpresividad de tu mirada. Mañana me levantaré, me haré promesas, me desnudaré el alma a mi mismo; pero lo que nunca volveré a hacerme es serme infiel. Ni tu, ni nadie volverá a hacerme tropezar; no, una y mil veces no, una vez me parece suficiente. Harto ya de agnosticismos voy a ser yo otra vez. Aquel que nunca debería de haber dejado de ser, aquel que paso de ser feliz a donar su felicidad. Volveré y será para quedarme. Será un giro por completo. Me puedo descomponer y olvidar que estoy aquí pero lo que nunca sucederá será que yo pierda mi camino. Pero dejando todo esto a un lado diré que hoy es un día por el que no me volvereís a ver ser un impertinete pertinaz de incautos pensamientos. Ya estuve muerto una vez. y siempre que cae un héroe es llamado por el Valhalla. Yo estuve allí, y las parcas me dieron una segunda oportunidad. Resurgido de mis cenizas he vuelto para quedarme.

viernes, 8 de octubre de 2010

Creo ver el mar

Sentado en su orilla crees que te mece y te acaricia con su leve brisa, y hasta te alcanza una sonrisa de vez en cuando. Taladrándote su perfume marino en la memoria recordante todo aquello que has querido ser, y desde luego te aseguro que lo consigue. Confuso por el entusiasmo que lleva esta situación te animas a entrar en lo que más tarde se convertirá en una cárcel de cristal salino. Animado por ver el mar desde su interior, sentirte en concordancia con la natura, ser uno más de todo lo que admiras. Pero sin darte cuenta pasas de la tranquilidad y la quietud, de la serenidad y paz, sin darte cuenta, a la locura de la agitación y la pérdida de control. Intentas remontar pero tus esfuerzos son vanos la tormenta te ha cogido desprevenido y lo que era un paraje idílico se ha transformado en tu peor pesadilla. Por más que tratas de luchar no puedes, poco a poco tus fuerzas desvanecen y al final acabas dándolo todo por perdido porque ves que es inútil luchar contra lo que no se puede. Rendición acaba siendo el fin. Y mientras te hundes en el agua ves como se ha transformado toda la belleza que te hacia perder el sentido, en algo totalmente desterrador y salvaje. Ves como te desvenaces en el olvido de este mar y es ahí cuando te das cuenta de que todo lo que el mar te susurraba eran solo mentiras para llevarte donde el quería y realmente te das cuenta de que solo quería jugar contigo, de que eras tan solo un títere al que manejar a su antojo hasta que se ha cansado. Pero aunque nos cuesta la vida al menos nos hemos dado cuenta de la realidad.

Alejandro Guillén Guillén