viernes, 8 de octubre de 2010

Mientras la ciudad descansa

Vivimos siempre mirando las cosas que nos rodean. Observando a la gente caminar, actuar, siguiendo un estilo de vida que a veces ni comprendemos. A veces nos quedamos embobados mirando, si simplemente mirando. Yo confieso ser un amante de la luna y me encanta verla cada noche, cuando el cielo está nublado siento en mi interior que no estoy completo. Nos pasamos la vida mirando todo queriendo comprenderlo y no nos damos cuenta que a veces para comprender las mejores cosas tenemos que cerrar nuestros párpados. Esta noche he podido apreciar otro encanto más de la vida: EL SONIDO DE LA NOCHE. Cuando todo el mundo descansa y la cuidad parece dormida se produce un bello baile en el que luna y estrellas ponen la coreografía. Todo se vuelve más bello, todo es más etéreo, todo es más idílico. La vida en la noche existe y te das cuenta de pequeñas cosas que quizá de día no sabrías ni que ocurren. Todo es bello, a su manera, el sonido del camión de la basura te hace ver que en la calle hay gente que aprovecha el descanso de los demás para seguir cumpliendo con su oficio. O te das cuenta de lo bello que resulta escuchar un simple reloj marcar las horarias. Y de esa gran belleza que provoca el repique de las campanas del campanario de la iglesia sabiendo que no estan siendo dobladas por nadie. Que me dicen del simple hecho de escuchar el aleteo de un pájaro perdido en la noche, o el incombustible goteo de un grifo al que por mucho que te esfuerces en cerrarlo nunca cesa de percutir en la porcelana. Pero lo maravilloso es cuando escuchas un coche circular y te paras a pensar ¿será alguién que va a trabajar? o ¿será alguien que vien de fiesta y ya se recoge proque no puede más?. Tano tiempo desperdiciado queriendo ver cosas qeu quizá no existan y al final lo que que buscabamos nos lo da un leve sonido que se escapaba a nuestra percepción por no estar atentos a las pequeñas cosa que nos ofrece la vida. Por esto amigos he de deciros que en la vida no solo existe lo que vemos, sino que tenemos que estar dispuestos a abrir nuestra mente más allá y ser capaces de querer comprender las cosas que no vemos.
Por cierto el mejor sonido de esta noche ha sido el de mi culo chocando con el suelo al resbalarme de la silla.

Alejandro Guillén Guillén

No hay comentarios:

Publicar un comentario